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Doctor Osvaldo Artaza: “No hay que olvidar que la pandemia llegó por avión al barrio alto”

Osvaldo Enrique Artaza Barrios, estudió medicina en la U. de Chile y luego realizó posgrados en la especialidad de Pediatría, Cardiología Infantil y en Gestión de Instituciones de Salud en la Facultad de Economía y Salud Pública de la Universidad de Chile. Destacó como dirigente estudiantil democratacristiano de los colegios particulares en la época de la Unidad Popular y se opuso a la reforma educacional. Fue director del hospital de Mulchén. Posteriormente ocupó el mismo cargo en el hospital de niños Luis Calvo Mackenna de Santiago, donde alcanzó gran notoriedad pública por ser el vocero del hospital ante la prensa en la operación que permitió la separación de unos niños siameses, lo que fue ampliamente difundido por los medios de comunicación. El 7 de enero de 2002, asumió en reemplazo de Michelle Bachelet al frente del Ministerio de Salud del gobierno del Presidente Ricardo Lagos. En la actualidad es Decano de la Facultad de Medicina, Ciencias e Historia de la Universidad Las Américas.

¿Cómo analiza usted el manejo y desarrollo de la pandemia en nuestro país? Veo que el desempeño de nuestro país frente a la pandemia no ha sido  lo mejor y el mal comportamiento está explicado por un sinnúmero de factores. Hubiera sido más simple si uno pudiera atacar el mal desempeño de nuestro país frente a la pandemia a solo un factor, pero es más complejo que eso.

¿Y a qué se refiere ese mal desempeño, a qué lo atribuye usted? El mal desempeño se refiere a que hemos tenido una tasa de mortalidad muy alta que nos está colocando dentro de los países de América que han tenido una alta mortalidad. La explicación de este hecho, como ya señalé, no se basa en un solo factor sino que son múltiples. Uno de ellos es que para enfrentar una pandemia es esencial el liderazgo de la autoridad sanitaria y nuestro país le tocó vivir esta pandemia en una profunda crisis de credibilidad y de confianza con respecto a instituciones y autoridades. No hay que olvidar que Chile está viviendo una crisis social y política enorme, profunda, un gran quiebre que se expresó desde el 18 de octubre, pero que viene de más atrás y que una de las aristas de esa revuelta tiene que ver, justamente con la falta de confianza en autoridades e instituciones.

¿Y eso ha influido en la forma que las autoridades cómo se ha llevado la crisis sanitaria? Si. Eso ha debilitado el actuar frente a una pandemia dado a que uno de los hechos esenciales es el liderazgo y la gobernanza que se requieren para enfrentar una pandemia. Ambos aspectos, en Chile, están profundamente dañados, El segundo factor tiene que ver con las enormes desigualdades e inequidades que hay en Chile. No hay que olvidar que esta pandemia partió por el barrio alto, llegó en avión y al inicio parecía todo bien porque, claro, estaba en los barrios acomodados donde es más fácil hacer cuarentena, pero rápidamente esto se extendió a los barrios populares donde el hacinamiento y la subsistencia diaria obligan a las personas a trasladarse, a moverse y haciendo más o menos eficaz las medidas sanitarias y por lo tanto, ese hecho explica gran parte del mal desempeño en nuestro país, frente a la pandemia.
  La tercera variable, tiene que ver con que en estas crisis es fundamental comunicar y hacerlo bien. En ese ámbito tuvimos grandes dificultades como país, hubo mensajes confusos, ambiguos, múltiples voceros que daban diversas explicaciones no siempre concordantes generando gran confusión en la población. En cuarto lugar, Chile tenía una cultura solidaria, una cultura en que valoraba el bien común. El experimento neoliberal que hemos tenido en las últimas décadas desde los años 80 para adelante, ha quebrado la asociatividad, la valoración del bien común, ha privilegiado el éxito individual y eso nos está pasando, peligrosamente la cuenta.

¿A su juicio cuál ha sido el rol que ha desarrollado la atención primaria en esta crisis? Frente a esta crisis sanitaria es esencial el papel que ha jugado la atención primaria, que no ha estado de brazos cruzados, pero no ha tenido el protagonismo ni los recursos para haberse convertido en el principal actor y eso se explica porque las elites de nuestro país no visibilizan a la atención primaria dado a que tienen, fuertemente arraigado un paradigma hospitalocéntrico, un paradigma biomédico donde no valoran el papel de las comunidades y los territorios.

Sin embargo, ahora el Minsal le ha dado nuevas tareas al sector de la atención primaria en cuanto al seguimiento de los casos y ahora estaría cumpliendo un rol importante. Ojalá, así eso sea. Todos dijimos que eso fuera desde un primer momento, hubiera sido quizás mejor que este reconocimiento y este papel se hubiera dado desde un primer momento.

Usted hablaba de los liderazgos, credibilidad de las autoridades. ¿Esas serían las razones por las cuáles no se están cumpliendo las cuarentenas? La gente no ha cumplido con las cuarentenas, cuando se piden casi 800 mil permisos al día quiere decir que no se está cumpliendo. Y el no cumplimiento tampoco tiene una explicación simple, tiene una explicación compleja en que intervienen todos los factores que le señalé; la falta de credibilidad y confianza, las desigualdades que hacen que mucha gente tenga que ingeniárselas para salir para salir a ganarse el sustento.   Entonces, todas estas variables están jugando en contra, muy distinto hubiera sido que esta pandemia nos hubiera tocado en un momento en que con un pacto social fuerte, con un sistema de protección social efectivo que hubiera permitido cuarentenas reales y con un país, una ciudadanía que confía en sus instituciones y sus autoridades. Eso no está, no se da. Y por lo tanto, yo creo que en honor a toda la gente que está falleciendo, muchos que se podrían haber evitado, tenemos que aprender, sacar lecciones de esto  como país. Además del dolor de lo terrible que es que tanta gente esté muriendo, tan terrible, sería que eso fuera en vano, no fuera una fuerza, una palanca para hacer las cosas distinto y para aprender.

Tuvimos un cambio de gabinete y muchos esperaban que saliera el ministro de Salud. ¿Cuál es su opinión, el cambio de ministro, ayudaría a mejorar las cosas? No, yo fui ministro. Si yo estuviera ahora ahí estaría pasándolo igual de mal. Más allá de las características personales del ministro Mañalich, está viviendo también las consecuencias de todos los factores que yo le enumeré. No creo que otra persona hoy día pudiera concitar confianza o credibilidad, salvo que distintos voceros, expertos hoy día estuvieran, realmente empujando del mismo lado.

¿Qué quiere decir con esa afirmación? Me explico: si el Consejo Asesor donde hay gente extraordinaria, la Mesa Social Covid que se armó, desde un principio hubieran tenido un papel más protagónico junto con el ministro de turno, dando una imagen de cuerpo, de unidad, eso no se dio más bien tanto el Consejo Asesor como la Mesa Social transmitieron constantemente que no se sentían escuchados. Entonces, más que quien está es la forma de liderazgo que se necesita para una materia que no se dio y que espero ahora eso se pueda mejorar por el bien de todos.

¿En qué específicamente tendría que haber mejoría para notar que hay un cambio? En todo. En la capacidad de escuchar, de sumar, que la ciudadanía vea que todos estamos en la misma. Mejoras importantes en la protección social para que la gente no tenga que moverse por la subsistencia. Que estas rentas familiares de emergencia sean de verdad, sustenten o posibiliten que la gente pueda cumplir las cuarentenas. Una mejora en la capacidad de comunicar la gravedad de la situación  a la ciudadanía, para que la ciudadanía pueda actuar disciplinada, solidaria y colectivamente. En todo eso todavía hay mucho donde mejorar.

A raíz de la falta de cumplimiento de la cuarentena la autoridad ha tomado nuevas medidas en el área de los permisos y reforzará la fiscalización. ¿Qué le parece o son cambios más de fondo los que se deben hacer? Lo que pasa es que los cambios de fondo, como cambiar el modelo de desarrollo de Chile, van a llevar tiempo, son procesos que requieren de cuerdos políticos, cambios en nuestra Constitución y de cambios en  nuestro modelo económico que no se van a dar en el corto plazo. Hoy, en el corto plazo, necesitamos que la ciudadanía crea, confíe y se la juegue y entienda la gravedad de la situación. Que efectivamente a la atención primaria se le den el protagonismo y los recursos que requieren, que necesita. Que se mejoren las comunicaciones y que sea urgente una mejora en el sostén a las familias para que estas puedan cumplir las cuarentenas. Esas son las exigencias del corto plazo.

¿Y en el largo plazo? Vamos a tener que sentarnos todos los chilenos y chilenas a pensar qué tipo de país tenemos que construir para que en nuevas crisis que van a venir, sanitarias, esta no es la primera ni la última, nos encuentre en un mejor pie. Hoy nos encontró en un muy mal pie y los resultados están a la vista.

El país venía en crisis social producto del estallido social de octubre y es una situación pendiente, no resuelta. ¿Qué opina usted? Totalmente pendiente y va haber que retomarla si o si porque no retomarla significaría el no querer ver las situaciones estructurales de fondo que nos colocaron en tan mal pie para enfrentar esta pandemia. Por lo tanto, el vivir un proceso constituyente bien hecho, de verdad, que genere un nuevo contrato, un nuevo pacto social para el país son determinantes para que en próximas crisis sanitarias lo hagamos mejor y a la altura de lo que es nuestra historia. Chile siempre tuvo una tradición de ser muy eficiente y eficaz en materia de salud pública. Hoy día no lo estamos haciendo, no hemos estado a la altura de nuestra historia y eso, evidentemente obliga a medidas de corto plazo y nos obliga a repensar el país.

¿Usted es partidario de un acuerdo nacional como al que ha llamado Piñera? Si, y ojalá se pongan de acuerdo para el corto plazo porque se necesita ponerse de acuerdo en cosas básicas, en los temas que yo ya le señalé, pero evidentemente hoy día no se puede hacer a espaldas de la ciudadanía, del pueblo, acuerdos en la base sino a través del proceso constituyente y de la construcción colectiva de un nuevo contrato o pacto social que va más allá de las cúpulas o de las elites. Entonces, ambas cosas son necesarias y se requiere un acuerdo y no invalida, sino todo lo contrario refuerza la necesidad de un proceso constituyente hecho de verdad.

¿ Es necesario el plebiscito? Si, por supuesto que si. Hay excusas para que no se haga pero espero que ya en octubre estén las condiciones para que se haga y por último habrá que hacerlo con  todas las precauciones, pero espero que para el bien de Chile de que esto no se siga postergando porque es importante.

 

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